Cuando Pablo habla de no buscar el favor de los hombres, sino el de Dios, está señalando un principio de vida que podría transformar la manera en que vivimos todos los días.
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios. Romanos 1:1
En la vida, la gran pregunta no es «¿Quién soy?», sino «¿De quién soy?». Esa es la pregunta a la que debes dar respuesta. ¿De quién eres?
En este tiempo, estamos excesivamente inclinados al tema de nuestra propia identidad y cosas parecidas. Quién soy yo, cuál es mi dignidad, mi autoestima, mi valor. Cuando lees la Biblia, el gran tema es tener una correcta relación con Dios y a quién perteneces. De quién eres.
¿Qué quiere decir para Pablo que es siervo de Cristo? Significa que ha sido comprado por Jesús, que pertenece a Él y que Él lo gobierna. En 1 Corintios 7:23 dice: «Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres». Se está llamando a sí mismo esclavo o siervo de Cristo, está diciendo: «Cristo me compró, y como me compró, le pertenezco». Si eres cristiano, perteneces doblemente a Dios. Perteneces a Él en virtud de haber sido creado, y perteneces a Él en virtud de haber sido comprado. Por partida doble, no eres tuyo. Le perteneces.
En Gálatas 1:10 Pablo dice: «Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo». Si estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. Pero sí que soy siervo de Cristo, por tanto, no me importa el agradar a los hombres, a menos que esté agradándoles porque pueda guiarlos a agradar a mi Maestro, que es lo que dice Romanos 15:2: «Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación».
Existe gente que no tiene visión ni valores propios por los que vivir en triunfo, y siempre están mirando por encima del hombro y preguntándose «Me pregunto que pensarán los otros de esto», o de esto otro o de aquello, viviendo toda su vida de segunda mano, siempre tratando de estar en gracia de otros, de gustar, de recibir cumplidos, alabanzas o de ser pagados. Es una forma horrible de vivir. Pablo dice: «Pertenezco a otro. He sido comprado, soy gobernado y tengo a una persona a la que agradar: a Cristo. Él ha revelado su palabra en mí, y esa es mi vida». Seamos así.
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Los Cantos de Jesús: Un año de devocionales diarios en Los Salmos | Timothy Keller
Es difícil separar un tiempo cada día para orar y meditar en la Palabra de Dios. Y cuando sí lo hacemos, sentimos una atracción especial hacia Los Salmos. Allí encontramos el libro de canciones de la Biblia. ¿Sabías que Jesús cantaba Los Salmos en Su vida diaria? Él conoció los 150 Salmos íntimamente y los recordaba para enfrentar cada situación, incluyendo Su muerte.
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