Este artículo, basado en las directrices de la OMS, examina la magnitud del problema del consumo excesivo de sodio, sus riesgos para la salud y las estrategias recomendadas para reducir su ingesta y mejorar el bienestar general.
Consumo excesivo de sodio
La mayoría de las personas consume cantidades excesivas de sodio. A nivel mundial, la ingesta promedio diaria de sodio es de 4310 mg, lo que equivale a 10,78 g de sal, más del doble de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de menos de 2000 mg de sodio (menos de 5 g de sal). Este alto consumo está vinculado a varios problemas de salud, como la hipertensión, enfermedades cardiovasculares, cáncer gástrico, obesidad, osteoporosis, síndrome de Ménière y problemas renales. Se estima que el exceso de sodio causa 1,89 millones de muertes al año.
Beneficios de reducir el consumo de sodio
Reducir la ingesta de sodio es una medida económica y efectiva para mejorar la salud y disminuir la incidencia de enfermedades no transmisibles. Por cada dólar invertido en estrategias para reducir el consumo de sodio, se obtienen beneficios de al menos 12 dólares. Las políticas recomendadas incluyen la reducción del contenido de sodio en los alimentos, etiquetado en envases, campañas de concienciación y la creación de entornos que ofrezcan opciones con menos sodio.
Recomendaciones de la OMS
La OMS sugiere que los adultos deben consumir menos de 2000 mg/día de sodio, mientras que para los niños, la dosis debe ajustarse según sus necesidades energéticas. Además, se recomienda el consumo de sal yodada para apoyar el desarrollo cerebral en niños y la salud mental en general.
Fuentes de sodio y estrategias de reducción
El sodio, necesario para varias funciones corporales, se encuentra de manera natural en alimentos como la leche y la carne, pero también en grandes cantidades en productos procesados y condimentos. Para reducir la ingesta de sodio, es aconsejable consumir alimentos frescos, elegir productos bajos en sodio, cocinar con poca sal, y limitar el uso de salsas y alimentos procesados.
La OMS también ha desarrollado estrategias y políticas para reducir la ingesta de sodio a nivel mundial, incluyendo la reformulación de productos, el etiquetado claro y campañas educativas. En 2023, se presentó un informe global para evaluar el progreso en la reducción del consumo de sodio y dirigir acciones futuras.
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