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El porqué del mal

Si sólo conociésemos la positividad, el bien, tendríamos difícil nuestra superación tanto a nivel material como espiritual, pues no buscaríamos perfeccionarnos debido a hallarnos en un medio muy benigno; no nos esforzaríamos por volver al PADRE, al gozo absoluto y eterno.

Sobre la maldad humana: Una vez crezcas en conocimiento acerca de ti mismo, descubrirás que los demás son tú mismo ocupado en otras tareas. Foto: Sandro Williams. Instagram: @sandrowphotography

Por Pablo Cristaldo


Se introdujo el mal, la negatividad, como una herramienta a través de la cual poder superarnos y esto se hizo con el permiso del Ser Supremo y no causado por Él. El mal actúa como posibilidad de elección y contraste, aunque esclavizados ciertamente por el mal en todas nuestras facetas, evidenciándose en nuestras propias inclinaciones naturales producto de la caída adámica. Aún así, en este nuestro mundo, se nos dan siempre dos posibilidades de elección: el bien y el mal.


El bien humano consiste en la elección de aquello que es positivo para todo el mundo, no solo para uno o para su grupo afín. El mal humano consiste en la elección egoísta; es decir, aquella en la que no se tienen en cuenta los intereses de todo el mundo y que solamente favorece a uno mismo, a sus seres más próximos o a su grupo. Es cada persona la que elige el bien o el mal en cada situación.


Si uno elige el bien, esta elección no implica que automáticamente nos irá bien, no existe tal cosa como la "ley de atracción universal" ni el famoso "karma". Muchas veces elegir el bien es ser consciente que sólo vamos a perder algo, pero sabiendo que agradamos a Aquel quien es el más importante en el mundo material e inmaterial. Vale aclarar que cualquier acto de bien carece de valor si lo hacemos con otros fines que no sea ese, glorificar Su Nombre, ya que el mal es la antítesis de Su Naturaleza, y por ende, la razón principal de su existencia.


Si una persona elige el mal tampoco quiere decir que ha sido influenciada de cierta manera o que, producto de sus inclinaciones pecaminosas, no tiene más opción que decidirse por él. Las maldades en lo físico o a nivel mental no son traídas a nuestra realidad directamente por otros factores, sino por quienes se dejaron contaminar, y se dejaron llevar por la maldad como su forma de expresión. Las circunstancias que nos ofrecen la posibilidad de elección negativa sólo nos sirven de catalizador. El estado espiritual de cada persona es el que facilita la elección del bien o el mal.


La vía positiva es la que conduce de vuelta a Casa (Dios), pero en nuestra dimensión el mal es una herramienta importante para que aprendamos "lo que no es"; con ella aprenderemos que la negatividad no se combate con más negatividad, lo mismo que el fuego no se combate con más fuego.


Para facilitar el tipo de elección positivo hemos de tener muy presente que sólo existe uno de nosotros y que la realidad de que somos irrepetibles es para poder experimentarnos como un ente individual; tampoco existe tal cosa como la "reencarnación", donde podríamos tomarnos la "libertad" de ser malos, total después "corregiríamos nuestros errores", o lo que sería grandioso "recordaríamos nuestros errores" a fin de no volverlos a cometer y viviríamos mejor, lo cual, no ocurre. No funcionan así las cosas, las consecuencias de nuestras acciones tienen repercusiones eternas.


Si somos conscientes de nuestra unicidad, actuaremos sin egoísmo, no dando pie a la elección del mal. Así nuestro entorno cambiaría de manera radical materializándose todo aquello que sirva para fines positivos a toda la sociedad, y Nuestro Dios, la fuente de toda bondad, sería glorificado.


En estas condiciones dejaríamos de experimentar pronto este tipo de mundo tan denso y con tantas dificultades; migraríamos a un mundo de menor densidad y necesidades como por ejemplo, las de alimentación y de cobijo que experimentamos, que en ese mundo mejor no existirían de forma tan dura.


Nuestro problema es que son demasiados los hombres que sintonizaron con el mal y que en muchas ocasiones lo llevaron a extremos muy duros. Es nuestro inconsciente colectivo el que modela la situación y crea la escena para las próximas posibilidades de elección. Tanto más duro será nuestro entorno y tanto más duras las circunstancias, elegiremos lo basado en el egoísmo, en el mal.


Actualmente los poderosos y las religiones son seres que sintonizaron con el mal casi sin excepción. La mayoría de los políticos son gentes que también sintonizaron con lo negativo y no dejan hueco en los puestos del partido para los honestos.


Todo lo que intente polarizarnos procede del mal, al igual que la pereza o la inacción proceden de este, del mal, y llevan al enfrentamiento al exigir los perezosos bienes sin haber contribuido a su existencia. Esta es la razón por la cual no debemos condescender con políticas ni filosofías que promuevan estos vicios, a menos que los benefactores de nuestro altruismo no puedan valerse por sí mismos en situaciones que sean desfavorables para ello.


Contra la elección del mal tenemos el conocimiento útil y el conocimiento más útil es el de la espiritualidad; uno ha de cultivar su relación con Dios pero a la vez uno ha de actuar en sí mismo, en los demás y en el entorno demostrando que ha adquirido gracia y esto implica mostrar bondad y bien en cada uno de sus actos.


El alma sólo puede elegir la positividad en un mundo donde la negatividad también exista. Si no fuera protagonista en este mundo, no habría oportunidad para el alma humana de elegir "bueno" o "malo" y así demostrar gracia espiritual que conduce a un destino más que otro. Si sólo hubiera positividad para elegir, nadie aprendería nada y nuestras almas se las arreglarían para no probar nada.


Nuestro deber consiste en identificar los "catalizadores" a través de la Verdad Revelada por Dios en Su Palabra (La Biblia) y a través de estos catalizadores poder escoger lo correcto en función de la libertad que obtenemos en Su Redención. ¿Puedes mirar más allá de lo que tus ojos te están mostrando, para encontrar y expresar el Amor y el Gozo en un mundo de Miedo y Angustia? Si puedes, serás como un Faro de Luz en la Oscuridad. ¿Vas a sucumbir a la oscuridad, o te vas a levantar para hacer brillar la Luz Divina? Dios te da el poder a medida que te nutras de Él y obtengas esa Luz, que vence a la oscuridad.

La maldad forma parte de nosotros mismos, por lo que es inútil explicarla sin hacer introspección. Foto: Vitolda Klein. Instagram: @vitaklein

Piensa en esto: Si el Creador Infinito, es Infinito, y ha creado todo lo que Es (que es, y lo ha sido), a continuación, ¿no crees que el Creador Infinito ama todas las cosas en su estado original, a pesar de que estas cosas se han degradado por el pecado con el tiempo? Cuando puedes ver la chispa Divina del Creador Infinito, incluso dentro de los que te desean el mal, el fuerte agarre de la ilusión comenzará a perder su poder sobre ti. "Ama a tus 'enemigos', y ora por aquellos que te persiguen."


La negatividad como una posibilidad de elección nuestra. En este mundo el bien y el mal son siempre contrastes. Dios ha permitido que todo cuanto ha sido creado conlleve necesariamente cierta apariencia de imperfección. ¿De qué otro modo hubiese podido Dios, la Perfección Absoluta, fragmentar su conciencia única en las formas de creación que fuesen diferentes de Él Mismo? No pueden existir imágenes de luz sin sombras de contraste.


Si el mal no hubiera sido permitido, el ser humano no conocería su opuesto, el bien. La noche acentúa el resplandeciente contraste del día; el dolor destaca el atractivo del gozo.


Aunque el mal ha de acontecer, ¡ay de aquel que se convierta en su instrumento! Quien sea seducido por el engaño y desempeñe el papel de villano habrá de padecer el lamentable destino que corresponde a los villanos, mientras que el héroe recibirá la sagrada recompensa de su virtud.


Conociendo esta verdad, debemos evitar el mal; al entregarnos al bien, mediante la redención de nuestra tendencia maligna, finalmente nos elevaremos hasta el supremo estado de conciencia divina, que trasciende el bien y el mal.


Nunca pararán de amasar fortunas aquellos avaros que necesitarían toda una vida para hacer recuento de sus posesiones, pues ellos están en la misión de traernos la oscuridad, el mal, a fin de que nosotros pongamos los medios para combatir ese mal.


Nuestro error fue siempre el combatir el mal con las armas, con la fuerza, cuando se ha de combatir neutralizándolo, sembrando el bien allá por donde pasemos; una de nuestras mayores aportaciones pudiera consistir en enseñar que cada día se ha de trabajar por adquirir conocimiento verdadero, aquel que nos eleva, en lugar de conocimiento vacío, que es el que nos dan quienes nos quieren esclavos (literatura para nuestro entretenimiento, cine para nuestro entretenimiento, TV de muy mala calidad, prensa controlada, etc.)


Estate atento a aquello en lo que centras tu atención; desarrolla el gusto por el conocimiento verdadero, aquel que explique tu misión en este mundo, tu razón de existir. Intenta que esta existencia tuya no sea una más, sino la existencia que te eleve a un propósito acorde con lo que Dios tuvo en mente en el principio para tu vida. Las Sagradas Escrituras son la puerta por donde has de pasar para tener contacto con estas verdades de Luz, que fueron encarnadas en Cristo Jesús, quien no se conformó siquiera conque tengas sólo una teoría, sino que te mostró la práctica.


Nuestra gran solución consiste en amar a Dios, amarnos a nosotros mismos e irradiar ese amor a nuestro alrededor, pase lo que pase. Si hacemos esto, muchas puertas se abrirán y muchas posibilidades no deseadas simplemente pasarán de largo, como un pájaro alado.


Un cambio de Era siempre lleva implícito una gran oportunidad. ¿Qué haremos con ella? ¿Reclamaremos nuestro poder? ¿Reclamaremos nuestra victoria?


El problema no está en el que se nos haya dado la posibilidad de elección entre el bien y el mal, es decir, la polaridad, sino en la cantidad de gente de entre nosotros que eligió la polaridad negativa. Tras elegir esta polaridad, nuestra creación, la que sentimos y en la que somos conscientes, nos deparará condiciones adversas, cada vez más, hasta que nos demos cuenta de que algo no funciona, que ese no es el camino.


Queridos, no se dejen atrapar por las trampas que a diario nos tienden. Siempre hubo una lucha entre la Luz y la Oscuridad, el bien y el mal, en diferentes dimensiones, como el nuestro, pero esta lucha se da tanto en el nivel micro de nuestro interior como en el macro del Universo.


La gran maravilla de la emoción positiva sólo podremos experimentarla tras haber experimentado la emoción negativa, pues en ello consiste el ciclo de la dualidad, el flujo y reflujo. No podremos describir el dulzor de la miel o el amargor de la hiel y las emociones relacionadas con ambas experiencias hasta no haberlas probado.


Debemos hacer una introspección profunda, y darnos cuenta que cada área de nuestra existencia está manchada con el error. Aunque podamos tener conciencia de lo bueno y lo malo, y muchas veces parece ser que podemos, de manera independiente al Ser Supremo, dar vestigios de buen actuar, no podemos ignorar que en última instancia, ese buen actuar se encuentra manchado en sí mismo por ese error. El conocimiento del bien y el mal sólo es una evidencia de la necesidad que tenemos de regresar a Quien nos puede perdonar a pesar de todo, y recobrar Su Imagen y Su Semejanza. Llenar nuestras vidas con todo aquello dirigido al bien, pues este es el modo de luchar contra la Oscuridad y vencerla, no solo a nivel personal, sino a nivel de grupo, en nuestra comunidad.


Sólo el servicio en algo útil nos puede llenar con una gran sensación de felicidad; nunca el poseer mucho trajo esa sensación de bienestar, sino el dar y llevar el bien por donde quiera que vayamos y ésta es la auténtica forma de vencer al lado oscuro, de salir vencedores habiéndonos vencido a nosotros mismos, y dando la Gloria a quien se la merece, en nuestra propia victoria.


Luego de comprender cómo funciona la maldad, por qué fue permitida, y cuales son sus influencias, debemos comprender que la única forma de tener el poder de participar activamente de la bondad, de modo a combatir la maldad, es creer en el Libertador, que así como venció a la maldad y a la muerte, nos promete libertad y victoria. De igual importancia es la conciencia de nuestras limitaciones, en arrepentimiento sincero y probado, por medio del Santo Espíritu, para limpieza y perdón.


Progresivamente, nuestras almas podrán identificar y combatir estas limitaciones, desnudando nuestras falencias, las cuales ciegamente, hemos albergado en nuestra vida, y viviendo en La Luz, desde el preciso momento de nuestra eterna conversión.



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