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¿Es Paraguay una economía "estable"?

Las inecuaciones son claras. Producto de nuestros propios vicios económicos como país, hoy no podemos hacer justas comparaciones con sistemas económicos en serio. Alemania es un claro ejemplo de que ante el combate férreo contra la corrupción y el agrandamiento estatal en todas las áreas, se pueden encontrar importantes beneficios para el consumidor final.


Captura de pantalla del video en Youtube, subido por "exodointerno" donde se demuestra el experimento económico.

Ví un video en el Facebook días atrás, donde un inmigrante panameño que reside en Alemania se dirige a sus compatriotas desde su canal de Youtube con el nombre de exodointerno poniéndose como desafío encontrar trabajo ese mismo día, y disponerse a trabajar por una hora. Luego, iría a un supermercado con esa paga (10 euros) a hacer compras.


Efectivamente, encontró un trabajo como operario de reciclaje ese mismo día y, después de recibir su salario mínimo, va a un supermercado a medir el poder adquisitivo del dinero recibido.


Con ese dinero logra comprar una docena de huevos, un kilo de azúcar, pan, jamón crudo, un litro de leche, dos yogurts en vaso, 300 gr. de queso para sándwich, seis helados en paleta y 500 gr, de cebolla, gastándose 9,65 euros (81.500 Gs. al cambio actual).


Cabe destacar, por ejemplo, que la totalidad de los productos comprados son de producción 100% alemana, y que no fue nada difícil encontrar un trabajo.


Emociones encontradas. Como paraguayos nos jactamos de ser la economía más estable de la región, pero ¿a consta de qué?, ¿de exportar pura materia prima sin incentivos para procesarla?, ¿del sufrimiento de miles de compatriotas enviando divisas lejos de sus familiares?, ¿de la fijación fantasiosa del salario mínimo vigente y maquillar balances?, ¿de perjudicar a las pequeñas y medianas empresas con competencias de capital de dudosa procedencia?, ¿de destinar mas del 85% del Presupuesto General para pagar salarios de un parasitario sector público? No olvidar que aún con todo esto, nuestro poder adquisitivo sigue perdiendo fuerza, pues el verdadero problema sigue sin resolverse.


Les confieso que derramé lágrimas de tristeza al escribir este editorial. Dios quiera que en un futuro nuestros hijos puedan revertir la tendencia, de trabajar cada día más y comer cada día peor, del tener que soportar la idea de que la casa propia o el auto son lujos (cuando no lo son), de tener que racionar comida en un país con capacidad de producción alimentaria para 60 millones de personas, sólo para subsistir, y de no mirar más con desesperación las facturas, y mucho menos el enorme "ultimo aviso", o "desconexión", o de que el casero decida vender su propiedad para así ver con desesperación dónde los inquilinos podrán seguir durmiendo bajo un techo.


Factor común: Las influencias son menos costosas y más rentables que el trabajo. El feudum sobreviviendo una vez más a una plandemia, que frente a sus predecesoras fue un completo fraude, y nada menos que en el "corazón de América". Mirá donde nos tiraron el muerto.


Es irremediablemente necesaria una reducción radical del gasto público en Paraguay, y con esta medida, por defecto, una reducción en la carga impositiva, de modo a que las empresas tengan la posibilidad de mejorar sus precios finales, recategorizar a sus empleados, y el poder adquisitivo real se recupere. Derogar los límites que impone el Estado en la concreción de los contratos de trabajo producto del salario mínimo, cuya suma es establecida con un análisis defectuoso, que no corresponde a la realidad actual también es clave para estabilizar correctamente nuestra economía.


Además, a diferencia de muchos otros países, tenemos el crédito de poseer energía limpia, que bien podría usarse para potenciar la industrialización de nuestro país, permitiendo al capital extranjero echar raíces y de esa manera incrementar el flujo de trabajo formal y bien remunerado, de modo a que ya no sea una odisea encontrar trabajo en Paraguay, con incentivos fiscales para las empresas que elijan competir limpiamente con capital limpio. Es obligatorio admitir que el crecimiento económico y la recuperación del poder adquisitivo del paraguayo dependen entera y exclusivamente del potenciamiento del sector privado y de la optimización del gasto estatal con una tendencia a la baja, por mucho que pese a algunos.


En concreto, y lejos de lo que se supone, Paraguay no es una economía estable, ya que la base económica no encuentra su fuerte en las instituciones, ni en las leyes, sino en cuánto podemos sacrificar para conservar lo poco que tenemos, sin posibilidad alguna de progresar, teniendo a estas mismas instituciones, paquidérmicas e infructíferas, en contra nuestra. El tiempo corre, y mientras no se apliquen estas medidas propuestas, nunca podremos comprar, como este youtuber, las provistas de un día por una hora de trabajo, caso que se repite como moneda corriente en otros países como Alemania, donde los salarios reales corresponden a coste de vida (2.000 euros en promedio), y que para nosotros no es más que una quimera, un sueño lejano, por una pésima administración de recursos, en uno de los suelos más productivos del mundo.


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