Cuando pensábamos que estamos tratando con un país medianamente instruido en materia política, EE.UU. nos sorprende en las elecciones 2020 con la designación de Joe Biden como presidente. Al día de hoy, los ciudadanos del norte están pagando las consecuencias de la pésima gestión del demócrata al frente de la Casa Blanca.
Por Pablo Cristaldo
Ni en las peores pesadillas hubiésemos supuesto todo lo acaecido durante la última gestión del Partido Demócrata en los Estados Unidos. Joe Biden gana en las elecciones del 2020, en medio de procedimientos viciosos, que sólo creeríamos posible en países latinoamericanos. Amaños, cifras alteradas, conteo de votos de personas fallecidas y otros pecados comunes que veíamos ajenos al actuar de el país norteamericano. Respecto a esto, Donald Trump determinó en algún momento de los comicios que, oportunamente, recurriría a instancias judiciales para requerir transparencia en el proceso, sin embargo, luego de "corroborarse" la contundente victoria demócrata, renunció a dicha decisión, reconociendo su derrota.
El poder económico de George Soros pudo más. Y es una pena pensar que en un país, cuya imagen previa a estas elecciones era favorable a la justicia y a la verdad, hoy por hoy tenga que sortearse entre la aprobación del aborto, el matrimonio igualitario, la supremacía racial, la inflación y otros desaciertos, que inevitablemente tendrán que enfrentar, todo eso sin mencionar el deterioro mental de Biden y sus evidentes inclinaciones depravadas, quien en público, y sin pudor alguno, tocaba indecentemente a niños y niñas, desnudando sus pretensiones de, a la postre, modificar el concepto jurídico y social de la pedofilia, que sabemos, es una afición enferma de las grandes élites, hoy electas por el pueblo americano.
Empresas como Planned Parenhood festejaron, ya que desde el momento del juramento de "PedoBiden" tuvieron luz verde para reactivar sus planes de exterminio. Las ONG's en contra de la familia recibieron aportes gubernamentales para continuar con los objetivos de reingeniería social. Y como buenos "copiadores", aquí en Latinoamérica, específicamente en Paraguay, no tardaron en dejar huella y "dar ejemplo" de cómo gobernar en este tiempo postmoderno y decadente. En efecto, en concordancia con esta "agenda", designaron a un activista LGBT como embajador en nuestro país, y éste, en compañía de su "esposo", se dedicaron a hacer más activismo al lobby gay que oficios diplomáticos, en violación abierta de nuestra Constitución y nuestros valores nacionales. Nos vemos en la obligación de soportar el izaje de la bandera LGBT cada mes de junio sobre la Avda. Kubitschek, so pretexto de que "cada embajada es territorio anexo al país de representación". Nos toman de estúpidos y nos faltan el respeto.
Volviendo al contexto del norte, hubo un claro retroceso a nivel general en los Estados Unidos, todo esto, sin importar (obviamente) todos los logros del republicanismo de derecha en el país americano: la aceleración laboral y económica en plena pandemia, y la defensa de lo más sagrado como son la vida y la familia, los acuerdos de paz, entre otros.
Hemos presenciado, tal vez, el peor gobierno en la historia de Estados Unidos. Lo bueno es que, a la vista de las tendencias políticas en toda América y el advenimiento de las ideas de la libertad, las cuales históricamente Estados Unidos ha defendido, y por razones ya conocidas ha abandonado, este nefasto gobierno está de salida.
Mantenemos la esperanza de que, por fin, podamos recorrer el camino de regreso al progreso, a los principios, a los valores, y a la libertad, luego de este oscurantismo político en el que nos hemos envuelto, y en concreto, los Estados Unidos, pueda recuperar su imagen, que fue seriamente deteriorada con la llegada de Biden al poder.