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La falta de perdón: una mochila pesada que nos impide avanzar

| Fátima A. Calderini

La falta de perdón nos impide disfrutar plenamente de las bendiciones de Dios. Al no perdonar, cargamos un gran peso emocional que no nos permite crecer y avanzar en la vida.

Imagen de Pexels. / Pixabay.

“Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes”, Colosenses 3:13.


La acumulación de resentimiento y amargura en el corazón, que son síntomas de la falta de perdón, afecta nuestra salud física, emocional y espiritual. Aferrarse al rencor nos roba el gozo, la paz y la capacidad de disfrutar de las bendiciones que Dios tiene para nosotros.


Según la Real Academia Española, el perdón es dejar de cobrar (una deuda) o de castigar (una ofensa o un delito). Cuando perdonamos a la persona que nos ha ofendido, la estamos absolviendo de toda culpa y castigo. Este acto no solo es conveniente a quien es perdonado, sino también libera a quien perdona genuinamente, lo que permite despojarse del dolor y de todo sentimiento negativo y avanzar hacia una vida más sana y armoniosa.


El perdón en términos bíblicos es un acto de la gracia de Dios para con su pueblo. Cuando nos arrepentimos y confesamos nuestras fallas a Dios, Él nos perdona y nos absuelve de nuestras malas acciones. Toda culpa desaparece y nuestra relación con Él es restaurada.


El concepto de gracia y perdón divino es central en la fe de los creyentes, y se nos insta a reflejar este mismo perdón que Dios tiene para con nosotros en nuestras relaciones con las demás personas.


En la Biblia encontramos varios ejemplos acerca del perdón:

La parábola de los dos deudores (Mateo 18-23-35)

Un rey le perdona una gran deuda a un siervo, pero luego este siervo no perdona una pequeña deuda a otro siervo. El rey, al enterarse, se enfurece y vuelve a encarcelar al primer siervo.


En esta parábola, Jesús enseña que el perdón es un mandamiento divino y que negarse a perdonar a los demás puede tener consecuencias negativas. Debemos perdonar a los demás, así como Dios nos ha perdonado a nosotros.


La petición de Pedro sobre el perdón (Mateo 18:21-22)

Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces debe perdonar a su hermano si este peca contra él. Jesús le responde que no solo debe perdonar siente veces, sino que setenta veces siente.


La expresión "setenta veces siete" se refiere a un perdón perfecto e ilimitado. Este mandato de perdonar innumerables veces subraya la naturaleza infinita de la misericordia que Dios espera que tengamos con los demás.


La petición de perdón en la cruz (Lucas 23:34)

Así también, Jesús, aun colgado en la cruz y sufriendo la ira de Dios por Su pueblo, pidió perdón por sus verdugos, porque no saben lo que hacen. Este acto de perdón, en el momento más crucial de la vida de Jesús, revela que el propósito de Su muerte era la de salvar a los pecadores y también ejemplifica Su amor y compasión incondicional hacia los pecadores.


Tenemos muchos ejemplos más sobre el perdón que podemos hallar en las Escrituras y de su gran importancia para nuestra vida. El verdadero perdón que proviene de lo Alto no es una simple sugerencia, sino que es un mandato divino que trae una verdadera sanidad y restauración para nuestra vida.


El perdón nos libera de la carga del odio, de la venganza y de la culpa, y nos da la oportunidad de vivir en paz y en armonía con nosotros mismos, con los demás y lo más importante, con Dios. Llevar a la práctica el perdón es un reflejo de la gracia y del amor divino que hemos recibido.


Imagina que llevas a cuestas una mochila llena de piedras. Cada piedra representa un rencor, una herida sin sanar o un acto de falta de perdón. Con cada paso que das, esa mochila se vuelve más pesada. Tus pasos se vuelven más lentos, te sientes cada vez más agotado y sin suficientes fuerzas para continuar tu trayecto y poder disfrutar del viaje de tu vida.


El perdón es como ir sacando esas piedras de la mochila y esto hace posible aligerar la carga y permite avanzar con pasos más ligeros hacia un mejor futuro. Con cada acto de perdón, nos liberamos un poco más de nuestras cargas, podemos avanzar con mayor ligereza y finalmente somos libres para seguir avanzando hacia el futuro que Dios ha preparado para nosotros.



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La paz del perdón | Charles Stanley


Una guía práctica acerca del perdón de Dios y hacia nuestros semejantes.


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