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La primera batalla naval de la historia

La batalla de Salamina, entre griegos y persas, y la de Actium, entre Octavio Augusto y la flota de Marco Antonio y Cleopatra, son las más famosas de la Antigüedad. Pero, más allá de estos enfrentamientos, nuestro conocimiento popular sobre batallas navales del mundo antiguo es casi inexistente.

Imagen ilustrativa / muyhistoria.es

Sin embargo, la Antigüedad, con sus civilizaciones y pueblos existentes a lo largo de tantos siglos, tiene un nexo común: el Mediterráneo. Un medio marítimo en el que se desarrollaron innovaciones para navegar y descubrir nuevas tierras, colonizar, comercial y arrebatar por la fuerza tierras productivas a los vecinos. Con estos objetivos, es lógico pensar que se dieran muchas batallas navales. Sobre todo, en los puntos destacados del Mediterráneo como el delta del Nilo, las costas del Egeo con Atenas asomando al mar, la isla de Sicilia, las costas ibéricas y, por supuesto, Roma. Que los romanos pudieran hablar del Mediterráneo como “Mare Nostrum” es símbolo evidente del prestigio, orgullo y vacile que uno podía pegarse al controlar un espacio vital.

Una cosa está clara: la primera batalla naval de la historia no sabemos cuándo ni dónde tuvo lugar. El ser humano aprendió a navegar en la prehistoria, por lo que fue cuestión de que una barca enemiga apareciera frente a otra y ya tenemos la riña montada. Otra cosa es la primera batalla naval documentada.

Las primeras evidencias de navegación se remontan a hace siete u ocho años antes de Cristo. Pero las primeras civilizaciones que pudieran dejar constancia de sus hechos nacieron a partir del 3 000 a. C. Precisamente, las principales lo hicieron alrededor de un río: los egipcios en el Nilo, los sumerios con el Tigris y el Éufrates y la civilización del valle del Indo. Estos ríos fueron las arterías que posibilitaron la vida y el desarrollo de estas culturas. Y, como tal, el contacto con el medio acuático fue inevitable y necesario a la vez.

Si atendemos a la primera noticia que tenemos de una batalla naval, esta ocurrió en 1 210 a.C. Suppiluliuma II, rey de los hititas se enfrentó a una flota llegada desde Chipre. Los venció y prendió fuego a las naves derrotadas. Poco más sabemos. ¿Te has quedado con ganas de más? Pues hacemos trampa y pasamos a la segunda batalla naval documentada.


Navegantes del Nilo

Los egipcios han sido considerados tradicionalmente como malos navegantes. Quizá porque se ha entendido como buenos navegantes solo a aquellos capaces de recorrer grandes distancias en mar abierto. Una concepción errónea como vamos a demostrar inmediatamente.

Tenemos una prueba muy conocida para demostrar la capacidad naval de los egipcios: la Gran Pirámide. Se estima que está construida por seis millones de toneladas de piedras. Estas piedras fueron transportadas en barcazas que navegaron por el Nilo. Si sumamos el resto de las pirámides y templos levantados en las orillas del río, la experiencia y dedicación necesaria para mover todo este material hace que podamos hablar de expertos navegantes. De hecho, los egipcios registraron una flota de cuarenta buques formada por Senefer para traer el preciado cedro del Líbano.

La famosa barca solar de Keops, encontrada en 1954 junto a la Gran Pirámide, empezó a cambiar la concepción marina que había sobre los egipcios. Se trata de una embarcación de 43 metros de eslora y 4,8 de manga, a base de tablones con una estructura que bien puede tomarse como antecedente de las góndolas venecianas. Pero la demostración definitiva del poderío naval egipcio terminaría siendo obra de Ramsés III.


Poderío naval

Cierto es que en el Mediterráneo antiguo se desarrollaron culturas que, por su ubicación geográfica y condiciones de vida, emplearon más esfuerzos en mejorar sus habilidades marineras. Fue el caso de los minoicos de Creta y después de los micénicos del Peloponeso.

“A nadie puede extrañar que, más de un milenio después de la construcción de las pirámides de Guiza, los buques egipcios se parecieran más a los minoicos”.

Así nos lo cuenta Víctor San Juan en su obra “Breve historia de las batallas navales de la Antigüedad”. En Egipto, los soberanos y sus ejércitos tuvieron que hacer frente a belicosos enemigos como los hicsos y los hititas. Estos últimos frenaron el avance de Ramsés II hacia Mesopotamia en la batalla de Qadesh en 1286 a. C. Tras ellos, una amenaza peor llegaría desde el norte a Egipto. El Gran Papiro Harris nos cuenta:

“Los países extranjeros conspiraron en sus islas y los pueblos fueron desalojados y diseminados por la batalla todos al mismo tiempo y ninguna tierra pudo resistir ante sus armas”.

Se trataba de los Pueblos del Mar o pelesets. Suponían un peligro inminente y un escriba dejó por escrito:

“Ningún país podía resistir ante sus armas. Venían con fuego preparado, ante ellos, hacia Egipto”.

Los Pueblos del Mar fueron arribando a las costas de todo el Próximo Oriente y derrotando a todo pueblo que les salían al paso. Desde la costa de Asia menor hasta el sur de Palestina. No fueron detenidos hasta que llegaron a las costas de Egipto.


La batalla del delta del Nilo

Los Pueblos del Mar habían sido imparables en tierra. Así que Ramsés III pensó que tendrían más opciones si les plantaba cara en el delta, donde tuvo lugar la primera gran batalla naval de la historia.

“Posiblemente fue una gran ventaja que los barcos egipcios, construidos para navegar en aguas de poca profundidad, tuvieran poco calado, siendo para ellos accesibles las innumerables acequias y ramificaciones que surcaban el delta. Las embarcaciones aqueas, hechas para navegar en la mar, y, por ende, de mayor calado, sólo podrían acceder a los canales principales y vías más transitadas”.

Los hombres que navegaban en la flota de los Pueblos del Mar llegaron a la costa egipcia con sus pechos descubiertos y blandiendo sus armas de hierro. Para su sorpresa, se encontraron los puertos sin protección alguna, así que penetraron con decisión. Ramsés dio comienzo entonces a su estrategia.

Sus embarcaciones salieron al encuentro de los enemigos, que pronto fueron rodeados por los hábiles marineros egipcios. A continuación, los arqueros comenzaron a disparar sus andanadas desde los barcos egipcios, haciendo estragos sobre los hombres desnudos sin escudos ni refugio donde ocultarse de los ataques. Otros proyectiles fueron lanzados desde las riberas por los soldados del ejército egipcio.

Corría el año 1 190 a. C. y la primera batalla naval significativa de la historia terminó con victoria para Ramsés y los egipcios.

“Representó diáfanamente lo que puede lograr una clara mentalidad marítima sobre otra terrestre, cambiando por completo las circunstancias del combate”.


Con información de: muyhistoria.es


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