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Los grandes félidos: explorando las diferencias únicas entre el jaguar, el leopardo y el guepardo

Todo el mundo sabe diferenciar un tigre de un león, pero otros grandes félidos no son tan sencillos de distinguir, y cuando un animal es de color pardo con manchas negras, afloran las confusiones.

Jaguar. Foto: Unsplash.

Algunos de los félidos son fáciles de reconocer. Desde niños conocemos los rasgos que identifican a tigres o leones, aunque distinguir entre especies de gatos o de linces implica mayores dificultades. Pero tres de las especies que se confunden con más frecuencia son el leopardo, el jaguar y el guepardo.


El guepardo, el más peculiar de los félidos


En el gran grupo de los félidos (familia Felidae) se distinguen principalmente dos grupos. La subfamilia Pantherinae, de tamaño más grande, incluye tigres, leones, leopardos, jaguares y panteras, animales con la capacidad de rugir; y la subfamilia Felinae, de tamaño más pequeño, incluye gatos, linces, pumas, servales, caracales y guepardos, que no rugen.

Guepardo. Foto: Unsplash

Aquí se encuentra la principal diferencia del guepardo (Acinonyx jubatus). Esta especie pertenece a la subfamilia Felinae, distinta de la que incluye a jaguares y leopardos. El guepardo es incapaz de rugir. Pero, además, es la única de su género. El guepardo no solo tiene diferencias significativas con el leopardo y el jaguar, sino también con el resto de félidos.


El guepardo es un animal esbelto, estilizado, de complexión fibrosa, adaptado a una carrera en sprint, con máxima aceleración pero poca resistencia. Es, de hecho, el corredor más rápido del planeta. Estas adaptaciones se observan en su anatomía, muy representativa.

Sus patas largas y muy musculosas funcionan como un resorte. Concluyen en garras que, a diferencia del resto de félidos, no son totalmente retráctiles. Estas garras también tienen una función distinta a la habitual; gatos y panteras las emplean para trepar y desgarrar la carne de las presas, pero el guepardo las utiliza como sistema de agarre al suelo, mejorando la aceleración. La cola del guepardo, robusta, larga y musculosa, funciona como contrapeso a la hora de hacer giros bruscos.

Leopardo. Foto: Unsplash.

Diferencias entre leopardo y jaguar


Así como el guepardo es claramente distinto, el leopardo y el jaguar son mucho más parecidos. Ambos son grandes félidos, capaces de rugir, su morfología y su patrón corporal son muy similares, de hecho, pertenecen al mismo género taxonómico Panthera. Es más, dentro del género, el leopardo (P. pardus) y el jaguar (P. onca) son las dos especies filogenéticamente más próximas entre sí de los grandes félidos.


La primera diferencia entre ambos es la distribución geográfica. El leopardo es nativo del África Subsahariana y el sistema montañoso del Atlas, Oriente Próximo, toda la región tropical de Asia, y, en su región oriental, hacia el norte, hasta la península de Corea. No obstante, en muchas de estas áreas se ha extinguido por completo; actualmente, solo quedan poblaciones de leopardo en el África tropical, algunas áreas de Asia —especialmente, el sur del Himalaya—, y probablemente haya algunas poblaciones aisladas en Marruecos. Para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es un animal vulnerable.


Por otra parte, el jaguar es el félido más grande del continente americano. Se distribuye desde zonas selváticas de México, por toda Mesoamérica y la Amazonia, hasta el norte de Argentina. Su estado de conservación es mejor que el del leopardo. La UICN lo considera casi amenazado.


El tamaño también es distinto. El leopardo tiene una longitud corporal de entre 90 y 180 cm; a lo que habría que sumar la cola, que puede medir entre 60 y 100 cm. La altura hasta la cruz ronda los 65 cm en los machos, y 60 en las hembras. Los machos pesan entre 30 y 70 kg, y tienden a ser más grandes que las hembras, estas últimas con una masa entre los 20 y 45 kg. El leopardo más grande de que se tiene constancia vivió en Sudáfrica, medía 262 cm, incluida la cola, y pesaba 96 kg.


Por su parte, el jaguar es más robusto que el leopardo; de hecho, es el tercer félido más grande del mundo, después del tigre y del león. Su longitud corporal es similar: ronda entre los 112 y los 180 cm, aunque su cola es más corta, de 45 a 75 cm; la altura hasta la cruz supera los 70 cm. Sin embargo, en el peso hay una diferencia más acentuada; el rango habitual se encuentra entre los 60 y los 96 kg, aunque se han reportado ejemplares de más de 150 kg.


El peso distinto se debe a una diferencia en la morfología corporal entre leopardo y jaguar; el primero es más delgado y estilizado, el segundo, más robusto y fuerte. También la cabeza es notablemente distinta, y refleja en cada caso su tendencia morfológica: la del leopardo es más pequeña y afilada, mientras que la del jaguar es robusta y redondeada.


En las manchas está la clave


Pero, sin duda, la gran diferencia entre estos tres animales está en el patrón de manchas. Aunque los tres tienen un fondo de color pardo claro, el guepardo tiene un patrón de puntos negros, claramente distinto al de los otros dos. Las manchas del leopardo tienen forma de anillo, que pueden ser completos o estar fragmentados, pero, en cualquier caso, vacíos. El jaguar comparte estos patrones anulares —también fragmentados o no—, pero de mayor tamaño, y con una o varias manchas en el interior de los anillos.


Sin embargo, no siempre las manchas pueden servir para distinguir estos tres animales. Tanto en leopardos como en jaguares, es relativamente frecuente el melanismo. Esta condición genética hace que la melanina —el pigmento responsable de los colores pardos—, se exprese de forma masiva, haciendo que el color de fondo del pelaje sea casi tan oscuro como las manchas. A menos que se observe con atención y con una luz adecuada que desvele sus manchas, el animal aparentará ser completamente negro.


El leopardo o el jaguar afectado por melanismo es conocido como ‘pantera negra’. Sin embargo, es importante evitar la confusión: una pantera negra no es una especie, sino una condición melánica que puede suceder en cualquiera de las dos especies.


Referencias:

  • Burnie, D. et al. (Eds.). 2001. Animal (1st American ed). DK ; Smithsonian Institution.

  • Eizirik, E. et al. 2003. Molecular Genetics and Evolution of Melanism in the Cat Family. Current Biology, 13(5), 448-453. DOI: 10.1016/S0960-9822(03)00128-3

  • IUCN. 2015. Panthera pardus (e. T15954A163991139). DOI: 10.2305/IUCN.UK.2020-1.RLTS.T15954A163991139.en

  • IUCN. 2016. Panthera onca (e. T15953A123791436). DOI: 10.2305/IUCN.UK.2017-3.RLTS.T15953A50658693.en



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