Irán enterró al fallecido presidente Ebrahim Raisi en un destacado mausoleo religioso en la ciudad de Mashad, al noreste del país, durante el tercer día de funerales multitudinarios que contaron con la asistencia de delegaciones de aproximadamente 60 países.
Raisi murió el domingo junto con el ministro de Exteriores, Hosein Amir Abdolahian, y otros seis pasajeros en un accidente de helicóptero en el noroeste de Irán, cuyas causas aún no se han esclarecido.
Durante su mandato, se intensificó la represión contra críticos, activistas y periodistas, especialmente contra las mujeres por no usar el velo, lo que provocó las mayores protestas contra la República Islámica en años y resultó en 500 muertos.
El jueves, una gran multitud llenó las calles de Mashad para despedir al presidente ultraconservador de 63 años en una procesión que duró varias horas, según mostraron las televisiones locales.
El alcalde de Mashad, Mohammad Reza Ghalandar Sharif, estimó en tres millones el número de asistentes, según la agencia Mehr.
Después de horas de procesión, Raisi fue enterrado en el mausoleo del Imán Reza, el octavo imán del chiísmo, el lugar religioso más importante del país.
Antes de llegar a Mashad, ubicada a 800 kilómetros al este de Teherán, se realizó una procesión en la ciudad de Birjand, de la que Raisi era representante en la Asamblea de Expertos, el organismo formado por 88 clérigos que elige al líder supremo de Irán en caso de vacante.
Abdolahian también fue enterrado hoy, en el mausoleo Abdul-Azim al-Hassani en la ciudad de Rey, cercana a Teherán, mientras que el resto de los fallecidos fueron enterrados en diversas ciudades.
El jueves fue el tercer día de funerales en honor de Raisi y sus acompañantes, tras los celebrados el martes en Tabriz, la ciudad más cercana al lugar del accidente, y en Qom, ciudad sagrada del chiísmo, y ayer en Teherán.
En la capital, cientos de miles de personas participaron en una procesión organizada por las autoridades, que habían convocado a la población a asistir a los actos y declarado un día no laborable.
Después de la procesión, se realizó una recepción a la que asistieron delegaciones de unos 60 países para presentar sus respetos a Raisi y los demás fallecidos.
Entre los asistentes destacaron los primeros ministros de Irak, Armenia, Pakistán, Catar, Azerbaiyán, Siria y Georgia, así como los cancilleres de Venezuela, Turquía, Egipto, Bielorrusia, Omán, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Sri Lanka.
También acudieron representantes de Nicaragua, China, Rusia, Argelia, Serbia y aliados regionales de Irán como Hamas, los hutíes de Yemen y Hezbollah.
El sábado se celebrará otro acto en el mausoleo del Imán Jomeiní en la capital iraní, presidido por el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, quien ha declarado cinco días de luto.
Irán ha tratado de proyectar una imagen de fortaleza y continuidad con estos actos masivos, ante la incertidumbre que provoca la pérdida del mandatario, quien era uno de los favoritos para suceder al líder supremo.
Su muerte obliga al país a celebrar elecciones presidenciales en un momento de gran descontento social y político, además de una difícil situación económica, lo que anticipa una baja participación.
Las elecciones presidenciales anticipadas se llevarán a cabo el 28 de junio y, previamente, el Consejo de los Guardianes deberá aprobar a los candidatos.
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