Una breve historia de un artefacto muy utilizado en nuestra vida cotidiana.
Secar el pelo mediante una corriente de aire, fue una idea surgida tras los primeros anuncios de la aspiradora doméstica, en la ciudad norteamericana de Racine, Wisconsin, uno de cuyos primeros anuncios se refería a ella, como pneumatic cleaner o limpiador por aire.
Esto fue lo que sugirió al inventor de la secadora su propia publicidad: “Una señora secándose el cabello con una manguera enchufada en la aspiradora”.
El mismo electrodoméstico servía para ambas cosas, lo que se recordaba al usuario en un momento de la historia de los electrodomésticos en el que empezaba a introducirse el concepto de multiuso. En efecto, ¿para qué malgastar el chorro de aire caliente que generaba la aspiradora cuando era posible utilizarlo para secar el cabello? Lo interesante de este asunto estribó en que la idea de utilizar el aire para el secado del cabello caló en el público.
Ya sólo faltaba, crear un motor pequeño capaz de hacer realidad todo aquello. Así fue cómo el invento de la licuadora solucionó el problema del secado del cabello de las señoras.
Durante más de diez años la compañía fabricante de motores de la ciudad de Racine (Estados Unidos) andaba tras el hallazgo de un motor práctico y eficaz para acoplar a pequeños electrodomésticos, y una vez conseguido no fue difícil aplicarlo a la secadora, combinándolo con la descarga de aire caliente procedente de la aspiradora.
Era natural que la secadora de pelo naciera en la misma ciudad donde se había inventado la licuadora: en Racine. Allí aparecieron en 1920 los primeros modelos de secadora de pelo: el Race, de la Racine Universal Motor Co., y el Cyclone, de la Hamilton Beach, modelos ambos manuales.
Así nació un secador de pelo que funcionaba como tal, aunque con los inconvenientes de ser muy voluminoso y pesado, generar poca potencia y recalentarse pronto y con frecuencia.
Sólo tenía a su favor una cosa: era capaz de dar forma a los peinados, y eso no era sólo algo, sino mucho.
En 1930, nuevos perfeccionamientos mejoraron el secador de pelo. Entre ellos la posibilidad de controlar temperatura y velocidad.
El primer gran logro vendría cuando en 1951, la famosa cadena americana de grandes almacenes Sears Roebuck and Co., incluyó en su catálogo de ventas una secadora de pelo portátil al precio de trece dólares.
Se trataba de una secadora manual, con su gorro de plástico color rosa unido a la boquilla sopladora, ajustable a la cabeza del usuario, aparato que alcanzó tal popularidad que a finales de 1960, se hizo imprescindible incluso entre los hombres.
Todos recurrían a la secadora de la Sears Roebuck después del baño o de la ducha; todos tenían en casa el famoso modelo Ann Barton, nombre del primer secador de pelo vendido de manera masiva. Parecía la cosa más natural del mundo.
"Usa correctamente el secador. El aire del secador no debe dirigirse directa e incisivamente a nuestro cabello, sino que deberás secarlo moviéndolo tanto como puedas, tal y como ocurriría si te estuviera dando el viento. De este modo conseguirás que el calor no se acumule en una zona en concreto y ayudarás a que se seque mucho antes".
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