Pecados de ignorancia

A pesar de nuestra naturaleza, que tiende a pecar por ignorancia o sin intención, Dios, en su perfecta justicia y amor, nos concede el perdón a través de la expiación de Cristo.

Imagen de Amit Dey en Pixabay.

Y quedarán perdonados. Pues fue pecado sin intención. Números 15:25.

Nuestra ignorancia nos hace incurrir, por error, en muchos pecados. Y ciertamente nuestros pecados, tanto de comisión como de omisión, son muchos. Con sinceridad podemos creer que servimos a Dios haciendo cosas que ni Él nos mandó, ni Él puede aceptar.

El Señor conoce cada uno de los pecados de ignorancia. Y en ello habría motivos de alarma, porque en justicia podría pedirnos cuenta de estos pecados; pero, por otra parte, la fe nos dice que el Señor se cuidará de borrar todas estas culpas que nos han pasado inadvertidas. Ve el pecado para dejar de verlo echándolo sobre sus espaldas.

Nuestro gran consuelo proviene de que Jesús, el verdadero sacerdote, ha hecho expiación por toda la congregación de los hijos de Israel. Esa expiación nos asegura el perdón de los pecados desconocidos. Su sangre preciosa nos limpia de todo pecado.

Tanto si nos hemos dado cuenta del pecado y llorado por ello como si no, Dios ciertamente lo ha visto, Cristo lo ha expiado y el Espíritu da testimonio de su perdón. Por estas tres razones tenemos paz.

¡Oh, Padre mío! Alabo tu conocimiento divino, que no solo ve mis iniquidades, sino que provee de una expiación que me libra de su culpa, incluso antes de que yo sepa que soy culpable.

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