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Poder adquisitivo en Paraguay: Cuando el salario mínimo ya no alcanza

La devaluación, el COVID-19, el contrabando y la ausencia de políticas que favorezcan a la economía hacen mella en el bolsillo de "Juan Pueblo".

Imagen ilustrativa: NPY

Por Pablo Cristaldo


El mes pasado fue testigo de un nuevo reajuste del salario mínimo, y aún así parece ser absolutamente insuficiente. Está más que claro que existe una disconformidad generalizada respecto a la relación ingreso/costo de vida en Paraguay en la actualidad. Hubieron épocas en donde el salario mínimo representaba el equivalente a 2.500 o más pasajes de transporte público; si hacemos el mismo cálculo y su relación, hoy no llegamos siquiera a los 1.000.

En este transcurso de tiempo nuestro poder adquisitivo se devaluó en más del 50%.

Hoy es casi inconcebible que un solo miembro de la familia pueda mantenerla con un salario básico, cuando en tiempos pasados esto era posible. Lo que antes era considerado un gasto obligado, hoy es un lujo; un auto básico, un terreno, una casa de nivel aceptable, eran un legado a los hijos recién casados; hoy estas cosas son el propósito de vida de un matrimonio (y lejano, por cierto). Antes trabajábamos para vivir dignamente, hoy buscamos un trabajo digno para vivir trabajando. Permitimos que los empresarios, en complicidad con el sistema, nos mermen la vida, convenciéndonos que nos están "haciendo un favor" al darnos un trabajo sin medir las consecuencias de entregar nuestras vidas y nuestras fuerzas en pos de la simple supervivencia. Según estudios locales realizados, una persona en Paraguay promedio posee gastos básicos (gastos mínimos a modo de vivir una vida mínimamente digna) que ascienden a la suma de 5 millones de guaraníes, con sus obligaciones al fisco y regularizaciones. Hay que tener en cuenta que ese estudio no contempla gastos inherentes a hijos, y mucho menos a su cantidad. Si tomáramos como referencia una corta familia de tres hijos, esa suma básica se incrementa a la "módica" suma de 12 millones de guaraníes, observando gastos de colegiatura, comida, ropa, transporte, gastos médicos y otros gastos imprescindibles. Existe un video en las redes sociales, donde un latino se ofrece a trabajar por una hora en una ciudad alemana, y logra ganar 10 euros. Inmediatamente después se dispone a realizar compras en un supermercado local con el dinero ganado, y para nuestra sorpresa, consigue comprar toda la despensa necesaria para el consumo de varios días. Podríamos decir que aquí en Paraguay también tendríamos casi lo mismo por 10 euros, pero al hacer las comparaciones, esta persona lo ganó en 1 hora, ese dinero que un asalariado en Paraguay lo gana en 1 día de trabajo. Las inecuaciones se tornan evidentes. Nos jactamos de ser la economía más estable de la región, pero ¿a consta de qué? ¿del sufrimiento de miles de compatriotas enviando divisas lejos de sus familiares?, ¿de la explotación de la mano de obra local?, ¿de fundir a las pequeñas y medianas empresas con disposiciones laborales y tributarias absurdas?, ¿de fundir al pequeño productor con la inversión extranjera, dejando en manos de extranjeros las tierras y las riquezas?, ¿de destinar mas del 95% del Presupuesto General para pagar salarios de un parasitario sector público, con sus ya abultadísimas mensualidades?, y por sobre todo, ¿a consta del trabajo informal, del vivir día tras día sin saber si mañana o pasado vamos a tener qué comer? Dios quiera que en un futuro nuestros hijos puedan revertir la tendencia, de trabajar cada día más y comer cada día peor, del tener que soportar la idea de que la casa propia o el auto son lujos (cuando no lo son), de tener que racionar comida para subsistir, y de no mirar más con desesperación las facturas y cuentas.

Desmotiva trabajar así, pero mantengo la esperanza en una justicia más elevada que la terrena: La Divina.


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