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¿Quién inventó el lápiz?

El lápiz es un pequeño elemento que ha aportado bastante en la escritura. En el siglo XVI se descubrió el grafito. No tardó en extenderse como material para escribir. En esta edición te contamos la historia de este indispensable instrumento, su origen e inventor.

Lápiz del siglo XVII | Foto: Getty

Utilizamos instrumentos habituales en nuestra vida que nos resultan de lo más útiles. Pero no siempre han estado ahí por imprescindibles que ahora nos parezcan. Muchos de nosotros hemos visto la expansión de internet y cómo ha terminado llegando a todas las casas. O la del móvil, que ha terminado llegando a todos los bolsillos. Pero otras herramientas menos actuales parecen que hayan facilitado la vida del ser humano desde siempre. Y no, hubo que inventarlas. El lápiz fue una de esas novedades que vino para quedarse y su origen tuvo lugar en el siglo XVI.

En torno al año 1560 hubo una gran tormenta en Borrowdale, en la región inglesa de Cumberland. Un árbol fue derribado junto a la parroquia y bajo sus raíces apareció un material negro y duro que manchaba fácilmente al tocarlo. Los pastores del lugar comprobaron que el material funcionaba a la perfección para marcar a las ovejas. Con este encuentro fortuito inició la historia del lápiz.

Es una historia francamente bonita pero no deja de ser una fábula que adorna con elementos idílicos una realidad más sencilla, como suele ocurrir con muchos de los descubrimientos e inventos de la historia. Pero responde a una realidad cercana, pues es cierto que en Borrowdale, al norte de Inglaterra, se descubrió por primera vez el grafito. Aunque por entonces no se conocía como tal, sino lo que llamaron plumbago, ya que parecía plomo negro. En cualquier caso, su utilidad hizo de este material un producto muy demandado.

No pasaría mucho tiempo entre el descubrimiento del material y la invención de los primeros utensilios para escribir o marcar con el grafito. Se cuenta que los propios habitantes alrededor del yacimiento donde se descubrió el grafito, lo cortaron en barras que envolvían en cuero o cuerdas, que podían desenrollar a medida que se iba gastando.


Mejor que la tinta y la pluma

El invento contaba con muchas ventajas frente al delicado tintero y la pluma. Se podía transportar con menos temor a que se rompiera, no manchaba tanto, requería menos destreza para escribir sobre papel con resultados óptimos y, por si fuera poco, el “plomo negro” se podía borrar. Por entonces se utilizaban migas de pan para corregir el trazo. Con estas características, no es de extrañar que a inicios del siglo XVII ya fuera un utensilio muy demandado entre los ingleses y a mediados de la centuria ya se había extendido su uso y fabricación por el continente europeo.

Precisamente del siglo XVII se datan los primeros lápices que conocemos. Tenían sus lados planos, y consistía en un revestimiento de madera en el que se tallaba una ranura donde se insertaba una barra de grafito. En 1565, el alemán Conrad von Gesner ya había descrito un instrumento así en su obra “De omni rerum fossilium genere”. Por lo que entre sus palabras encontramos una de las primeras evidencias de la invención del lápiz.

Imagen ilustrativa de Nicolas-Jacques Conté / Wikipedia

Pero el lápiz tal y como lo conocemos hoy día tiene por inventor al francés Nicolas-Jacques Conté (1755-1805). En el siglo XVIII ya se tenía claro qué era aquel plomo negro que se había descubierto en Inglaterra. Del latín lapis plumbarius (piedra plúmbea) obtenemos nuestra palabra actual para referirnos al instrumento. El material mineral fue identificado por entonces como “grafito”, a partir del griego grafein, que significa “escribir”, el uso más importante y destacado del material. Pero no el único. Inglaterra utilizaba el grafito para la fundición de cañones. En plena guerra, los yacimientos de este mineral fueron vigilados con celo para evitar que se perdiera un solo gramo, justo cuando más demanda tenía. La falta de grafito en Francia hizo que se buscaran soluciones y alternativas para seguir fabricando lápices, un instrumento que para muchos ya se había convertido en algo imprescindible.

Fue Conté, un inventor, artista, militar y aeronauta (sí, en el siglo XVIII la gente todavía se dedicaba a muchas cosas variadas) quien dio con la tecla correcta. Acompañó a Napoleón en sus campañas de Egipto, quien dijo de él que era:

“Un hombre universal, con gusto, comprensión y genio, capaz de crear las artes de Francia en medio del desierto”.

En 1795, Conté mezcló grafito en polvo, arcilla y agua. La pasta que resultaba se cocía en moldes rectangulares y se obtenía un material que mejoraba al grafito original. El procedimiento, que lleva el nombre de Conté, permitía incluso calibrar la mezcla con cera para obtener distintas durezas e intensidad en las barras de grafito, que eran envueltas por una cubierta de madera que ya empezaba a tomar distintas formas según las necesidades de los clientes. En 1812, William Munroe comenzó a darle la forma hexagonal más habitual de los lápices de hoy. Y en 1858, Hyman Lipman patentó la goma de borrar incrustada al otro lado de la punta del lápiz.


Etimología de la palabra lápiz

El origen de la palabra lápiz es una voz latina, de lapis= piedra, que se dijo “lápiz” a partir del XVIII. Los clásicos, como el poeta cordobés Luis de Góngora todavía escribían “lapis”. A España llegó como italianismo en el lenguaje del ámbito de la pintura, tomando a la vez el significado de barrita de grafito u otra sustancia mineral.


Cronografía del lápiz

A continuación, puedes encontrar un resumen de la historia del lápiz en forma de cronología o línea del tiempo (timeline):

  • Antigua Roma: El primer lápiz pudo ser el Stylus romano, una especie de aguja de plomo hueca que se mojaba en la tinta y se usaba para escribir en los papiros.

  • Año 1564: Descubrimiento de una mina de grafito al aire libre en Borrowdale, Cumbria. al noroeste de Inglaterra, por unos pastores que marcaban a sus ovejas con aquellas piedras. Puesto que era una forma de plomo se le llamó plumbagina o plumbago (mineral de plomo) en latín.

  • Año 1750: El alemán Kaspar Faber mezcla el grafito con polvo de azufre, antimonio y resinas intentando encontrar una mezcla tan buena como el grafito inglés propiedad de la corona británica.

  • Año 1795: El francés Nicolás Conté le añade arcilla a la mezcla de Faber y consigue la consisten­cia necesaria una vez prensada y horneada la mezcla. El austríaco Joseph Hardmuth descubre que variando la mezcla de arcilla y grafito varía la dureza de la mina.

  • Año 1812: El americano William Monroe descubre la manera de recubrir de madera de cedro las minas. Esto facilita su utilización y Conté y Faber lo aplicarán en Europa.

  • Año 1856: Kaspar Faber, bisnieto de Lothar, compra una mina de grafito en Siberia y patenta la invención del lápiz en Alemania.

  • Año 1870: Tras su muerte, la empresa Joseph Dixon Crucible Company se convierte en la mayor consumidora de grafito del mundo, convertida más tarde en la Dixon Ticonderoga.

  • Año 1877: Se inventa el portaminas de una sola mina.

  • Año 1976: Patentado el portaminas que puede llevar varias minas en su interior.

Con informaciones de: muyhistoria.es / curiosfera-historia.com

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